miércoles, 17 de diciembre de 2008

Moscas en el paraiso

El primer despertar en Darjeeling fue euforico, el dia anterior, tras una llegada alucinante, con la vision del Kangchengjunga dominando el paisaje, lo dedicamos como ya os escribi, a disfrutar sin mas.
Recogimos velas a una hora temprana tras una cena abundante y deliciosa. Paneer butter masala con arroz frito y verduras, acompañado de sendas cervezas frescas y espumosas. Mi primer contacto con el queso indio fue provechoso, no quedo ni pal ratoncito perez. !!!he comio queso!! (y no queria, oiga).
Lega la hora de dormir y con el buen ambiente que percibimos en el Bellevue, frente a a plaza ce Chowkasta, en lo mas alto de Darjeeling. Alojamiento regentado por tibetanos y con forrado de madera en las habitaciones, calentito, acogedor, un lugar para un merecido descanso de tan largo trayecto desde Delhi.
Tras la ducha matinal voy a colocarme los complementos, a saber, bolsa con pasaporte y tarjetas, el chaleco multibolsillos, pantalon con acoples ocultos y dinero en reserva, la camara al cinto.
El caso es que solo llegue a la camiseta interior antes de notar que algo faltaba en el paraiso.
"Juan, ?donde estan mi bolsa con el pasaporte?", "ya que se, busca por el suelo, se habra caido".
El que se cayo de la parra en ese momento fui yo y mis ciscustancias. Me rendi a la evidencia en dos minutos escasos, me habian firlado la bolsa en la misma habitacion. !!Drama!! , "!!Tragedia!!", "!!intriga!!" "!!Mecagonto!!"
Nos bajamos inmediatamente a ver al que llebaba el garito y todo sonrisas nos dice que nadie puede entrar en el hotel por la noche cuando nosotros mismos a la vuelta de cenar y de dar un paseo por la colina cercana, fuimos testigos de como unos muchachos nos siguieron por las mismas escaleras del establecimiento para intentar vendernos algo de pasto para jipis.
Alli enfrente, en la misma plaza, una oficina de la policia turistica donde vamos del tiron.
La actitud de no tener intencion de resolver nada nos da de golpe en la cara. Nos miramos y la resignacion nos rebota en los ojos. De nuevo al hotel donde el señor tibetano esta mas preocupado por que le firmemos el formulario de entrada y registro para que no le multen que por conseguir resolver la situacion.Volvemos a mirar en la habitacion y noto la falta de dos cacharros mas, menos importantes pero sin duda que un pelin jodida su falta, los binoculares y las tarjetas de las fotos realizadas hasta el dia de ayer.
Tras una hora de ofuscacion, y con una labor conjunta de ambos en pro de que la marea no nos arrastrase, conseguimos poco a poco ir retomando la rienda de nuestro periplo.
Afortunadamente en anteriores estados habia usado la cabeza para llegar a conclusiones, que hoy mas que nunca, me haria falta llevar a la practica y que junto a Juan nos consiguio llevar a un mejor estado animico y de anistad a toda prueba.
Me referia a lo de no sufrir por lo que aun no ha llegado para disfrutar del presente y no perder el tiempo.
Costo lo suyo, no puedo decir lo contrario, en los dias pasados en Darjeeling, haciendo la cuenta de los dias, intentando comunicar con la embajada, resolviendo la anulacion de las tarjetas, cuadrando el nuevo presupuesto para dos con los aportes de uno solo, sacar adelante los animos fue cosa de dos y una nariz roja. En fin, aventura, intriga y suspense.
Afortunadamente conservaba una fotocopia del pasaporte y del visado, nos vio a recoger un policia para llevarnos a la comisaria a poner una denuncia, (la conservo como oro en paño por necesidad y por exotismo) no tiene desperdicio, escrita en ingles por Juan y firmada por mi con el nombre de mi padre como dato ineludible sobre papel de estraza.
Esos dos papeles, que me apresure en duplicar por si las moscas, son los que me permiten viajar por la India desde ese dia.
El dia acabo de forma muy emotiva, con una charla entre amigos de hace treinta años que acabaron siendolo ya para toda la vida, con la promesa de volver en breve plazo a realizar el viaje que nos acababan de truncar, pues ir a Nepal ya no entraba en nuestras posibilidades sin el pasaporte afanado.
Buscar lo positivo dentro de lo negativo.
El dia transcurrio lento y a la vez intemporal, rehacer los planes para en futuro cercano y el resto de la estancia en este subcontinente, dejar de lado lo que ya no estaba a nuestro alcance y buscar otros destinos que pudieran suplir los caminos que se nos cerraron.
Estabamos a las puertas de los Himalayas, Sikkim ahi al lado, sacarnos fotos de carnet (las que traia estaban ..., si, justo en la bolsita) nos informamos y gracias a un encuentro fortuito, conocimos a Bill, un paisano de Darjeeling que trabajaba en Londres y que estaba de vacaciones con su familia, se vino con nosotros, dio mil pares de vueltas comentando nuestro caso con todos sus conocidos, dimos el toque dando a entender que la aparicion del pasaporte implicaria una recompensa, que lo demas no importaba.
Nos lo volvimos a encontrar esa noche cenando, la primera de una larga serie de invitaciones de juan, y de motu propio se nos acerco a onvitarnos a unas cervezas. El estaba con su familia a la que habia llevado a un restaurante caro de alli a cenar, yo particularmente me senti alagado por sus deferencias, triste turista desvalijado en su pueblo, y por su sincero interes en hacer mi estancia algo mas feliz.
?que perdi ese dia? un poco de dinero, unas pertenencias materiales, quizas lo peor fue que nos cerro la posibilidad de viajar a Nepal, pero eso se puede volver a cumplir en otro tiempo. Como decimos entre la gente que practica deportes de montaña, "procura bajar a tiempo que ya volveras, las montañas siempre estaran ahi esperandote".
Viendolo desde la distancia de unos dias y desde la cercania de un amigo, apenas he perdido nada, me acorde de Adela, Ivan e Iñaki, ellos perdieron mas que yo, perdieron la posibilidad de conocer mejor a Iñaki Ochoa, al que conocieron en el campo base del Annapurna, el que ahora vaga por las montañas que amo (con acento) y que yo vi por primera vez cuando llegamos a Darjeeling.
He perdido unos prismaticos que ya use al llegar para ver las montañas claramente, no me costaron nada y pesaban poco, pero pesaban. He ganado ligereza.
He perdido una carcasa electronica para registrar visiones, he ganado el abrir mas los ojos para poder describir a mi familia y amigos lo que observo y vivo, tambien he ganado ligereza y ya no tengo que estar vigilante del cacharro. He perdido un cuadernillo con mi foto y muchas palabras, algunas de las cuales desconozco y otras que no comparto, me daran otros papeles que me serviran para llegar de vuelta y poder partir de nuevo cuando ello sea posible, ademas ya hemos hecho promesa solida de regresar para nuevos proyectos de viaje.
Yo particularmente he ganado mas de lo que he perdido, un amigo para toda la vida, aunque creo que esta frase debe ir en plural, porque son varias personas las que el camino me ha puesto delante.
Salud.
(continuara)

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