domingo, 21 de diciembre de 2008

Mahananda Expres

Hago aqui un llamamiento a los viajeros de espiritu sensible y estomago poco dado a los excesos con la comida exotica. El mejor remedio que hay para evitar que un esfinter se vaya de varilla cada dos por tres es reservar un viaje nocturno en este tren.

Garantizo que esas almas sensibles con sueño ligero y esfinter de diametro variable podran estar seguros de tenerlo cerrado hasta la proxima vuelta a sus respectivos domicilios.
Y es que las patrullas rurales de la provincia de Bihar, con sus vetustos fusiles en bandolera atados con cadenas y el variopinto conjunto de vestimentas que portan (nada parecido a un uniforme), parecen mas una cuadrilla de bandoleros y salteadores de caminos y trenes que fuerzas del orden publico. La primera vez que los vimos pasar, de unas pocas decenas, aparecieron por un extremo del pasillo mirando hoscamente a todo bicho viviente, entre los que nos incluimos, y sin mediar palabra apartaban a su paso al personal disperso por el tren.

Como en cada estacion que paran los trenes, el control de las fuerzas del orden implica una inspeccion ocular del pasaje, ya estabamos acostumbrados a encontrarnos con uniformes de distinto tipo, algunos parecian reciclados de las fuerzas australianas de la II GM, otros del imperio bristanico, unos con quepis, otros con turbante sij o hindi, cada provincia con sus particularidades.
La de Bihar creo que es la que menos presupuesto tiene para uniformes y armamenteo, pues las prendas eran particulares de color pardo, mas por el desgaste que por el color que llevaran en lejanos dias, y las armas con mas peligro para el que dispara y la gente cercana que para el que la tenga enfrente de el. En cualquie caso mejor no removello pues las culatas siguen siendo solidas y mejor no tentar la suerte, asi que nos quedamos serios y dispuestos a decir "!!Si Señor!!" a la minima.
Bromeando Juan conmigo, me comenta que se fija en como me mira la gente, camisa hindi, chaleco multibolsillo, foulard local y barbita junto con un tono de tez morenito. Al parecer la gente se aparte de mi ligeramente cuando paso con la cabeza alta, me dice que parezco pastun o pakistani o de por alli cerca, cosa mala estos dias en que algunos sectores de la india piden que se declare la guerra al vecino. El caso es que despues de oir eso uno se queda un poco intranquilo pensando que algunos me miran como si fuera a estallar en mil pedazos en breve tiempo, nada mas lejos de mi pensamiento, por eso procuro dejar bien claro mi andalusianismo de vez en cuando con algun palabro de los que usamos por mi barrio de Malaga. Eso y ponerme la nariz de payaso cada cierto tiempo.
Dado el largo trayecto y las dificultades para dormir que tenia me dio por pasear vagon arriba y abajo durante la madrugada. en estas estaba, mirandome al espejo de la zona de retretes cuando aparece por la puerta un indio larguisimo y con fusil en ristre, este si llevaba un uniforme completo, por su mirada inquisitiva, dos ojos abiertos como focos, mirandome fijamente sin apartar su vista de mi persona, de nada sirvio la mejor de mis sonrisas para aplacar ese mirada, compendio de los rayos aniquiladores de Vishu, la maldicion de Khali y de mil demonios furiosos, eso es lo que salia por sus pupilas.
Por la puerta estrecha salio otro, y otro mas detras y dos mas que llevaban una caja envuelta en tela y con mil sellos de lacre, todos ellos bien armados. La mirada del tipo aquel se me clavaba en los ojos como alfileres ardientes y comprendi, sumandole la apariencia que tenia segun Juan, que lo mejor era hacer mutis por el foro, "sal de aqui cagando leches Manolo, que este tio no sonrie ni mijita". En cero coma dos estaba en mi litera completamente tapado con la manta y haciendo como que roncaba por si las moscas.
Las largas travesias en tren por la india tienen otras ventajas, aparte del deporte de riesgo de parecer lo que no eres, y es otro deporte de riesgo que en europa te cuesta como minimo una multa. Ir con la puerta del tren abierta somandote a contemplar el paisaje.
Una campesina cosechando el arroz, unos chavales chapoteando en el mismo barro donde unos bueyes no paran de rumiar, una chica que tras la dura jornada y el correspondiente baño se peina su largo y oscuro cabello reflejando los brillos de un sol palidecido por la bruma, rapaces a la caza de pajarillos que se han atiborrado de moscas, ciclistas de vuelta a sus casas desde el trabajo, la escuela o quien sabe donde. Parejas con una patulea de mocosos andando por un camino polvoriento, pajaros de brillantes colores cuyo nombre desconozco pero estan por todos lados, gente feliz, gente descontenta, gente en una llanura interminable y un tren que serpentea por ella como el rio que cruza la milenaria ciudad a donde nos dirigimos, Varanasi.
Salud

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que me gusta leer tus andanzas y aventuras buscadas o no. Disfruta!!
Mabel