jueves, 18 de diciembre de 2008

Dicembre es el mes de mas clara atmosfera.

Salvo que las nubes que no deberian aparecer se nieguen a dejar el lugar para permitir al sol calentar las tierra. El tiempo se declaro en huelga general tambien, lo que nunca pasa acaba pasando por el peso de la probabilidad. Visto el nubarron en el que esta sumergida Darjeeling, pospusimos un dia la partida hacia Sikkim.
Nos informamos previamente que para ciertas zonas del lugar no era necesario el permiso previo, bastaba presentarse alli, en Gantok, la capital de la provincia, provisto de 3 fotos de carnet, donde aparezco sonriente y afeitado, la fotocopia del pasaporte con la correspondiente denuncia y algo de pelas pal sustento y pernocta.
Asi que poniendo en practica eso de "camaron que se duerme...", nos hicimos un plan alternativo para deambular por las cercanias esperando que el clima nos fuera mas propicio para los dias siguientes. Habiamos visto unas imagenes de un funicular que comunicaba el valle bajo con el pueblo y nos dispusimos a disfrutar del aereo viaje hasta unos mil metros por debajo de nuestra cota. Un paseo por calles circundadas de arboles de mangos entre otras especies y, como no, una perspectiva menos turistica. Durante el descenso hasta la estacion del telecabina, aun en nuestras mentes la resaca del robo, tirabamos de la nariz de payaso como sen~al de que: haciamos conjeturas, especulabamos, repetiamos un "y si..." y otras zarandajas, dejar a un lado los pensamientos no constructivos para que el viaje no se torciera. Encontramos el remedio perfecto en la nariz roja. Cada vez que uno decia algo que el otro considerara no constructivo, o una tonteria, le pedia que se pusiera la nariz. Funciono. Seguimos con ello, pero ahora suele ser porque decimos tonterias que nos hacen gracia, las especulaciones, los "y si hubiera...", etc, han dejado de estar en nuestro vocabulario del dia a dia. Nos reimos mucho y eso nos parece estupendo.
La bajada nos hizo pasar junto a un local para paisanos que vimos con bastantes comensales, a la vuelta decidimos tomarnos un te alli. Acabamos pidiendo momos que nos fueron servidos con un tazon de caldo muy rico y algo picante, la salsa de los momos tambien era picante, como debe ser, por algo aquel sitio no era para turistas. Al principio un poco suspicaces por el tema de las irregularidades gastrico/intestinales pero teniamos que superar eso y nos parecio, por la gente que alli trabajaba y sus clientes, que era el lugar idoneo. No nos equivocamos, los momos estaban de miedo, la salsa en su punto, el te caliente como el caldo que venia con los momos. Solo 26 rupias por una buena comida autentica, la que mas valoro, no por el precio, sino porque la expresion de los dueños del pequeño negocio estaban felcices de poder dar de comer a extranjeros como nosotros, algo que no debia ser habitual en ese local. No pudimos dejar de pagar algo mas de lo que nos pidieron, dos billetes de 20 eran poco pago a la satisfaccion que estabamos digiriendo. Cuarenta y ocho horas despues de esa comida aun la disfrutamos mas mientras comentabamos que seguiamos cagando sanos y fuertes.
Como el camino de vuelta era cuesta arriba y aun nos quedaba un buen trecho y pocas ganas de ir deprisa nos volvimos a entretener por el camino. Mirando unos liquenes de colores en el talud de tierra humeda, aparecieron unos sonrientes chavales que jugaban con un palo, un palo a secas, el mejor juguete del mundo. (para que luego digamos !!vivan los reyes magos!!)
Yo iba comiendome poco a poco un magdalenos que compramos el dichoso dia de la llegada. Un trabajo confitero muy sabroso, bien hecho, con materias a prueba de bombas, de hecho tras tres dias en su sobre de papel de estraza seguia siendo tan comestible y saboso como el primer dia. Pues eso, ibamos subiendo poco a poco, bromeando, todo felices, sobre lo desgraciados que eramos, cuando se nos echan en tropel los tres chavales para practicar el idioma de los barbaros (nosotros) sus ojos no se separaban del magdalenon, 300 gramos de puro bizcocho muy mantequillado y dulcificado con miel. Les di un cacho a cada uno pero eso fue poco, su mirada golosa era todo un poema, seguro que no lo habian podido comer nunca, comida para guiris fuera de su alcance.
Tuvimos que hacer un alto y sacar la practica navaja que habiamos comprado en Delhi para el viaje, cuatro en una, navaja, abrelatas, cuchara y tenedor, todo un invento practico en acero inoxidable por 100 rupias cada una.
Partir el pastel en cuatro trozos, uno para cada chaval y el cuarto para compartirlo nosotros. Una foto que espero pondremos proximamente os convencera de que merecio la pena compartir el pastel. Ojala los que cortan el pastel se dieran cuenta de eso mismo, compartir es bueno.
Tenemos que mirar la prevision del tiempo para la zona en los proximos dias. Queremos ir hacia el norte.
Salud

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